sábado, 21 de mayo de 2011

El dar: un ejemplo de la Iglesia del primer siglo


Podemos dar de la misma manera que los cristianos del primer siglo
Mucho se ha escrito sobre el tema del dar financiero porque es un tema importante. Lo que damos revela la verdadera postura de nuestros corazones, a pesar de lo que decimos o incluso pensamos. La Palabra de Dios tiene mucho para decir sobre el dar, pero en parte ha sido escondido en la historia de la Iglesia, una historia que debe ser entretejida en base al libro de Hechos, las Epístolas, y registros del Imperio Romano. Ésta no es una tarea fácil. Usted se preguntará por qué Dios lo transformó en un reto. En realidad, no era un reto tan grande para quienes lo vivían; en su mayor parte ellos ignoraban que sus experiencias formarían parte de la mismísima Palabra de Dios. Si nosotros, no obstante, realmente hemos de apreciar a fondo lo que sucedía en los tiempos de Pablo, debemos tomarnos un tiempo de estudio serio y aprender del libro de Hechos, las Epístolas, la geografía del mundo mediterráneo, y algo de historia romana.
Corría el año 56 D.C. El cristianismo apenas tenía un cuarto de siglo y Pablo estaba ya en su tercer viaje misionero. [1] Mientras visitaba Macedonia, en lo que hoy es el norte de Grecia, la Palabra del Señor vino a él y escribió 2 Corintios (2 Co. 2:13; 7:5). [2] El Señor cubrió muchos temas en las epístolas a los corintios, y uno de ellos fue el dar. [3]
La escritura de una epístola, o cualquier parte de la Palabra de Dios, es un esfuerzo de equipo. Raramente Dios o el Señor Jesús inspiran al escritor a que ponga sobre el papel algo sobre lo cual no está totalmente familiarizado (aunque esto puede ocurrir, especialmente en profecía). Generalmente el Señor trabaja en el corazón y en la vida del escritor de forma tal que sea del mismo parecer y de la misma pasión. Entonces las palabras de ese trabajo son el corazón y la Palabra de Dios tanto como el corazón y las palabras del escritor. El apóstol Pablo fue un apasionado de la Iglesia en Corinto, y por una buena razón.
Corinto era uno de los tres centros de comercio y transporte más importantes del mundo romano en los tiempos de Pablo, siendo los otros dos Éfeso y Antioquia. Corinto tenía una población de más de medio millón de personas (incluyendo los esclavos). Pablo había viajado por Corinto en su segundo viaje misionero y estableció la Iglesia allí. De hecho, vivió allí por más de un año y medio (Hechos 18:11), y dio un enorme impulso a la Iglesia de Corinto. [4] Crispo, el líder de la sinagoga, fue uno de sus conversos (Hechos18:8), y es casi seguro que Sóstenes, el sustituto de Crispo, aunque empezó como un ardiente oponente (como Pablo mismo lo había sido una vez), también se convirtió en un devoto cristiano (cp. Hechos 18:17 y 1 Co. 1:1).
Pablo comenzó su tercer viaje misionero desde Antioquia, en Siria (Hechos 15:35), viajando a pie por las provincias romanas, incluyendo Galacia en lo que ahora conocemos como Turquía, "consolidando a las iglesias" (Hechos 15:41). Fue en este tercer viaje cuando se estableció en Éfeso durante aproximadamente tres años y enseñó en la escuela de Tirano por dos de esos años. Allí su ministerio fue tan eficaz que la noticia de su enseñanza alcanzó a todo lo que ahora conocemos como el occidente de Turquía, la provincia romana de Asia (Hechos 19:10). [5] Fue durante estos tres años en Éfeso que Pablo escribió la epístola de 1 Corintios (1 Co. 16:8).
En 1 Corintios, Pablo estimuló a los creyentes a dar con regularidad, dar cada domingo. [6]
1 Corintios 16:1 y 2a
(1)
En cuanto a la colecta para los creyentes, sigan las instrucciones que di a las iglesias de Galacia.
(2)
El primer día de la semana, cada uno de ustedes aparte y guarde algún dinero conforme a sus ingresos…
Pablo hacía poco que había viajado por Galacia y ahora, desde Éfeso, escribió a los corintios y les dijo que hicieran lo mismo que acababa de decirles a las iglesias de Galacia: que dieran cada domingo. Él les dijo que dieran el domingo "...para que no se tengan que hacer colectas cuando yo vaya" (1 Co. 16:2b). El apóstol Pablo (y Jesús) ambos sabían lo que todo aquel que ha tratado de dar sabe: que si usted espera hasta tener dinero "extra", no dará casi nunca. Las personas que esperan hasta que concluya el mes para reunir su dinero, descubrirán lo que los antiguos descubrieron: que a su dinero "... Es como si les salieran alas, pues se van volando como las águilas" (Pr.23:5b). La única manera de dar financieramente de manera sistemática es decidir que usted dará, y entonces, dar con regularidad. Eso era tan aplicable en ese entonces como hoy en día.
Los creyentes venían de Corinto a Éfeso para ver a Pablo, y él enviaba mensajeros a Corinto. De hecho, muchas iglesias mantenían contacto con Pablo, quien constantemente enviaba información y saludos a aquellos a quienes conocía, animándolos y ayudándolos desde lejos (Ro. 16; 1 Co. 16:19-24; Ef. 6:21-24; etc.). Estéfanas, Fortunato y Acaico viajaron de Corinto a Éfeso (1 Co. 16:17), y probablemente traían la carta de los creyentes (la de las preguntas), que se menciona en 1 Corintios 7:1. Después que Pablo escribió 1 Corintios en Éfeso, fue llevada por los creyentes a Corinto, donde fue leída y llevada a cabo. Las fuertes palabras de 1 Corintios "lastimaron" a los creyentes (2 Co. 7:8), pero con buenos resultados. Hubo arrepentimiento y buena disposición para que se haga justicia (2 Co. 7:9-11). Entre otras cosas, el hombre que estaba sexualmente involucrado con la esposa de su padre fue expulsado de la iglesia (cp. 1 Co. 5:1-13 con 2 Co. 2:5-11). [Aunque no podemos probar con absoluta certeza que el creyente mencionado en 2 Corintios 7 es el mismo que en 1 Corintios 5, el hecho de que en todo 1 Corintios hay un solo creyente que es expulsado de la comunidad, lo convierte en la única opción razonable, y además conlleva un final feliz. La realidad de ser expulsado de la congregación lo hizo reaccionar, y fue entonces que, así como la iglesia en general, se arrepintió. ¡Que Dios bendiga al amor con límites!]. Además, los creyentes comenzaron a reunir dinero con regularidad, cada domingo, tal como Pablo había enseñado (cp. 1 Co. 16:2 con 2 Co. 8:6 y11).
Pablo instó a Tito a organizar el dar semanal (2 Co. 8:6) con el propósito de que la colecta fuese enviada a Jerusalén (1 Co. 16:3). Este es un buen ejemplo de cómo se debe leer con cuidado a veces entre líneas, para ver lo que aconteció en la Iglesia. Sabemos de 1 Corintios 16 que la iglesia fue exhortada a dar semanalmente, pero ¿quién estaba a cargo de supervisar la colecta? Eso no está escrito en 1 Corintios, pero todo aquel que ha intentado llevar a cabo un trabajo sabe que las tareas importantes no se logran sin organización y liderazgo. En este caso, el Señor gentilmente nos deja saber en 2 Corintios que Pablo había enviado a Tito para organizar el dar y la ofrenda para Jerusalén.
No está claro por qué los corintios dejaron de dar a los creyentes en Jerusalén. Lo que está claro es que Tito supervisaba el dinero que ellos daban. Los creyentes daban a los líderes de la iglesia, quienes tenían la responsabilidad de manejar apropiadamente los fondos. Es la responsabilidad de los líderes de la iglesia asegurarse de que los fondos vayan donde el Señor quiere que vayan. Los líderes de la iglesia, guiados por la oración, sabiduría, y revelación, deberían utilizar los fondos sabiamente de tal modo de "... evitar cualquier crítica sobre la forma en que administramos este generoso donativo". (2 Co. 8:20). Ellos están para procurar “hacer lo correcto, no sólo delante del Señor sino también delante de los demás” (2 Co. 8:21). Este principio sigue en vigencia hoy. Los creyentes dan a los líderes de la iglesia, quienes son responsables ante el Señor de manejar el dinero honesta y sabiamente.
Podemos imaginar algunas razones por las que los corintios dejaron de recaudar para Jerusalén. Tal vez no había gente disponible para viajar a Jerusalén y regresar, lo cual no solamente habría tomado seis meses o más, sino que debido a que estarían llevando efectivo, habría sido además sumamente peligroso. O Tito podría haber estado esperando a Pablo, y cuando Pablo se quedó en Éfeso el entusiasmo y la urgencia de dar para Jerusalén se disiparon. O tal vez la situación en Jerusalén había cambiado y los creyentes de Corinto dudaban de que fuera necesario. O los fondos originales podrían haber sido utilizados para otras necesidades, especialmente debido a que 2 Corintios menciona la "extrema pobreza" de los creyentes precisamente al norte de Corinto en Macedonia (2 Co. 8:2). En todo caso, la Biblia no nos lo dice, así que no lo sabemos.
Después de quedarse durante tres años en Éfeso, Pablo viajó por el norte cruzando la provincia de Asia y luego por barco al oeste a Macedonia, en el norte de Grecia, donde estaban las ciudades de Tesalónica y Filipos. Él había dicho a los creyentes en Corinto que iba a viajar para verlos vía Macedonia (1 Co. 16:5). Cuando llegó a Macedonia se encontró con algo que probablemente lo sorprendió incluso a él: el deseo de los creyentes de allí de dar, incluso a pesar de su pobreza.
Como observamos anteriormente, muchas personas vinieron para ver a Pablo y muchos retornaron con información, aliento, y saludos a los cristianos en todas partes del mundo romano. En una comunicación con las iglesias de Macedonia, Pablo había alabado a los corintios y su dar para ayudar a los creyentes (2 Co. 9:2). El efecto de esta alabanza fue muy poderoso e inspiró a los creyentes de Macedonia a dar también. Tal como Pablo escribió a la iglesia en Corinto:
2 Corintios 9:2b
“…El entusiasmo de ustedes ha servido de estímulo a la mayoría de ellos”.
Cuando Pablo llegó a Macedonia descubrió que los creyentes habían sido inspirados por lo que los corintios estaban haciendo, y también estaban recogiendo ofrendas y deseando apoyar financieramente a la Iglesia. Hoy nosotros podemos y debemos aprender de esto. Cuando damos, esto motiva a otros a actuar de la misma manera. Cuando vemos a otros creyentes dando, nos inspira a hacer lo mismo. La iglesia es un Cuerpo, y cada parte afecta a todas las otras partes.
La colecta de dinero específicamente mencionada en 1 Corintios 16 era para los creyentes en Jerusalén (1 Co. 16:3). Sin embargo, el dinero de la ofrenda se utilizaba para ayudar a los creyentes de muchas maneras. Ofrecía aporte financiero a los ministros (1 Co. 9:11; Fil. 4:14-18), a los pobres (Gá. 2:10), a las viudas (1 Ti. 5:9-11), y suplía las necesidades del pueblo de Dios (2 Co. 9:12; Hch. 11:28-30).
Los creyentes de Macedonia daban con la actitud correcta, como muestra el siguiente versículo:
2 Corintios 8:5
Incluso hicieron más de lo que esperábamos, ya que se entregaron a sí mismos, primeramente al Señor y después a nosotros, conforme a la voluntad de Dios.
Los cristianos que comparten de sus finanzas deben hacerlo alegremente, desde el corazón. Si el corazón de alguien está en el lugar correcto, y el cristiano está entregado al Señor, dará dinero como una parte del mayor dar, que es el poner su vida en servicio al Señor.
Las siete Epístolas a la Iglesia están organizadas en un orden muy específico. Romanos, Efesios, y Tesalonicenses son epístolas de doctrina. Corintios y Filipenses son de amonestación, y Gálatas y Colosenses son de corrección. Es significativo que las tres epístolas doctrinales no ponen el énfasis en dar dinero. Romanos habla de ofrecer el cuerpo como sacrificio vivo (Ro. 12:1). Efesios habla de vivir de una manera digna del llamamiento que se ha recibido (Ef. 4:1). Tesalonicenses habla de seguir "...en el modo de vivir que agrada a Dios..." y los creyentes de Tesalónica así lo hicieron (1 Tes. 4:1).
El dinero y el dar son mencionados específicamente en las epístolas de amonestación y corrección. En cierto sentido, Dios dice en las epístolas de amonestación: “si usted no está dando su vida (y dinero) en servicio, por lo menos dé dinero". Cuando nuestro corazón es el correcto delante del Señor, entonces damos dinero junto con el resto de nuestros recursos, talentos, y energía. Dar dinero es la "prueba" de nuestro amor (2 Co. 8:24), y prueba la sinceridad de nuestro amor:
2 Corintios 8:8
No es que esté dándoles órdenes, sino que quiero probar la sinceridad de su amor en comparación con la dedicación de los demás.
Una cosa que aprendemos de las Epístolas es que debido a que el dar viene del corazón, no depende de tener dinero "extra". Los creyentes de Macedonia, inspirados por el dar de los creyentes de Corinto buscaron en lo profundo de sus almas y dieron “de su extrema pobreza".
2 Corintios 8:2
En medio de las pruebas más difíciles, su desbordante alegría y su extrema pobreza abundaron en rica generosidad.
Ésta es una maravillosa verdad. Usted no tiene que tener mucho para ser capaz de dar, usted debe tener el deseo. Un ejemplo de esto en los Evangelios es la mujer que dio solamente dos monedas de cobre, pero de la misma manera que los macedonios, ella dio de su "pobreza" (Marcos 12:44). Tal vez usted se ha persuadido de no dar porque no cree que lo poco que usted pueda dar marcará una diferencia. ¡Falso! Hace una inmensa diferencia para Dios, quien lo recompensará grandemente. Además, marcará una tremenda diferencia para usted, porque sabrá en su corazón que está ayudando a la Iglesia, y que acumulará tesoros en el Paraíso, permitiendo así que Dios lo bendiga en gran manera. Por otro lado marcará una diferencia para la gente ante quien da el ejemplo, y Dios tiene una forma, incluso, de hacer que las contribuciones pequeñas logren grandes cosas. Nunca se prive de dar basándose en la cantidad que tenga. ¡Mire lo que hicieron los macedonios!
2 Corintios 8:3a
Soy testigo de que dieron espontáneamente tanto como podían, y aún más de lo que podían.
¿Cómo podían dar "más de lo que podían"? Dando el dinero que ellos realmente necesitaban. Estaban dispuestos a estar incómodos para que otros pudieran estar cómodos. Y eso no es todo. Ellos rogaban, pero no por dinero. Con insistencia suplicaban por el privilegio de ayudar a otros creyentes.
2 Corintios 8: 4
(4)
rogándonos con insistencia que les concediéramos el privilegio de tomar parte en esta ayuda para los santos.
¡Qué amor asombroso! Los creyentes de Macedonia no sólo dieron, sino que lo consideraron un privilegio. ¡Qué maravilloso modelo para nosotros! ¿Cuántas personas hoy ruegan por el "privilegio" de dar? No muchas, lamentablemente. Pero los macedonios lo hicieron, porque tenían la actitud correcta. Dar es un privilegio. Existen muchas personas que están totalmente destruidas en cuerpo y alma, y son indigentes. Ellos no pueden dar. Si usted puede dar, debe considerarlo un privilegio. Es seguro decir que la mayoría de los cristianos darán solamente mientras eso no los ponga incómodos. Pero no los creyentes en Macedonia. Ellos estaban ardiendo, y con su vista puesta en obtener sus recompensas en el Paraíso. Estaban dando sus vidas al Señor (1 Tes. 4:1), y estaban esperando del cielo a Jesús (1 Tes. 1:10), quien los recompensaría en el Paraíso.
Nosotros los cristianos necesitamos tomar seriamente la advertencia bíblica de "... acumulen para sí tesoros en el cielo..." (Mt. 6:20). Dios nos pagará de multiformes maneras lo que damos ahora. Muchas personas estarán de pie ante el Tribunal y recordarán cómo gastaron su dinero en su vida terrenal y desearán haber dado más para el trabajo del Señor. No estemos entre ellas. Los macedonios no lo estarán. Ellos consideraron un privilegio el dar. ¿Acaso no es llamativo que 1 Tesalonicenses, la primera Epístola a la Iglesia que Pablo escribió, y la que explica el Arrebato, fue escrita a los creyentes de Macedonia? Ellos estaban bendiciendo al Señor, y él a su vez los bendijo con esta maravillosa epístola doctrinal que detalla nuestra futura esperanza.
La epístola de 2 Corintios revela que las cosas habían cambiado. Un año antes los macedonios habían oído hablar del dar de los corintios y fueron inspirados a dar a pesar de sus circunstancias, pero ahora el dar de las iglesias de Macedonia estaba ayudando a reavivar en la iglesia de Corinto, la pasión por el dar. Pablo escribió a los corintios diciéndoles que quería que ellos estuvieran al tanto de la situación en Macedonia, sobre su pobreza y su dar (2 Co. 8:1-4). Sobre esa base, Pablo instó a los corintios a "llevar a feliz término la obra" (2 Co. 8:11). ¿Cómo estimuló Pablo a los corintios? Seguramente por la epístola de 2 Corintios, pero también enviando creyentes para que "... se adelantaran a visitarlos y completaran los preparativos para esa generosa colecta que ustedes habían prometido..."(2 Co. 9:5b).
Una vez más vemos que Pablo sabía que si grandes obras iban a ser hechas para el Señor, alguien debía organizarlas y dirigirlas. El no sólo envió cartas a las iglesias esperando que tuvieran un impacto y fueran obedecidas, sino que además se aseguró de que los creyentes tuvieran líderes que pudieran llevar a cabo el trabajo. Pablo había estado hablando maravillas a los macedonios acerca de la iglesia en Corinto. Sabía que si lo que él con tanta confianza había dicho, era errado, tanto él como los creyentes del sur estarían avergonzados, especialmente si los creyentes de Macedonia viajaban al sur, a Corinto, con Pablo.
2 Corintios 9:4
no sea que algunos macedonios vayan conmigo y los encuentren desprevenidos. En ese caso nosotros —por no decir nada de ustedes— nos avergonzaríamos por haber estado tan seguros.
Todos cometemos errores, pero Pablo había hablado con tanta confianza sobre el dar de los corintios, y ellos habían estado tan deseosos, que si cuando él llegaba no estaba el dinero, realmente habría frenado el entusiasmo de los creyentes en Macedonia.
¿Para qué serviría el dar de los corintios? Para muchas, muchas cosas. He aquí algunas de ellas. Supliría las necesidades de los creyentes (2 Co. 9:12). Aseguraría que los corintios "cosecharan en abundancia" de parte de Dios (2 Co. 9:6). Ayudaría a los creyentes a estar "enriquecidos en todo" (2 Co. 9:11). Generaría "acción de gracias a Dios" (2 Co. 9:11-12). Los creyentes bendecidos por el dar orarían por aquellos que dieron (2 Co. 9:14). Éstas son algunas maravillosas razones para dar, y hoy siguen vigentes.
No hay ningún registro específico que diga que Pablo llevó el dar financiero a Jerusalén. Sin embargo, el hecho de que él viajó de Corinto a Jerusalén con nueve compañeros (todos menos Lucas están registrados en Hechos 20:4) es buena evidencia de que lo hizo, y también sería la razón por la cual los creyentes en Jerusalén, aunque todavía celosos por la Ley de Moisés, recibieron a Pablo y a sus compañeros "con gozo" (Hechos 21:17, VRV). El hecho de que el dar financiero no se menciona específicamente se explica por el hecho de que la desavenencia entre los creyentes de Jerusalén por un lado, y Pablo y sus compañeros por el otro, sobre la importancia de la Ley mosaica, quedaron en primer plano.
El dar financiero continuó siendo importante para los creyentes de Macedonia. Desde la prisión en Roma, Pablo más adelante escribiría a los creyentes de Filipos: "... han hecho bien en participar conmigo en mi angustia...tengo hasta de sobra ahora que he recibido de Epafrodito lo que me enviaron..."(Fil. 4:14b y 18b).
Pueda el dar generoso y habitual de los macedonios, un ejemplo en su día, seguir inspirándonos hoy a dar con regularidad y generosamente.
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NOTAS
1. El año exacto es debatido por los académicos debido a que la mayor parte del Nuevo Testamento no está fechado con precisión, pero podríamos calcularlo aproximadamente entre 55 y 57. Las fechas en este artículo son las correctas o aproximadas.
2. Su primer viaje misionero fue Hechos 13:3-14:26 (47-49A.D.). Su segundo viaje fue Hechos 15:40-18:22 (49-52 A.D.). Su tercer viaje fue Hechos 18:23-21:8 (53-57 A.D.). El recorrido de sus viajes puede ser armado leyendo Hechos, y seguido visualmente en el Oxford Bible Atlas (Atlas bíblico Oxford). Además, muchas herramientas de estudio tales como los atlas bíblicos y las biblias de estudio, ya vienen con los viajes marcados.
3. La palabra “epístola” significa “carta”, del latín epistula, proveniente del griego epistole, “mensaje”. Las “Epístolas” son cartas.
4. Gracias a que podemos ubicar el período en que gobernó el Procónsul romano Galio entre el 51 y el 52 A.D., sabemos cuándo Pablo estuvo en Corinto en su primer viaje.
5. “Asia” era el nombre de la provincia romana ahora conocida como Turquía occidental. Debido a que Asia era la provincia dominante, el nombre finalmente se utilizó para nombrar muchas regiones más grandes. El término “Asia Menor” no era conocido en los tiempos del Nuevo Testamento, y el primer uso registrado es el de los griegos en el siglo II A.D.
6. Ya en los comienzos de la historia de la Iglesia los cristianos comenzaban a reunirse los domingos, no el sábado. Se han propuesto diversas teorías explicando por qué esto ocurrió y cómo se fue desarrollando: los diferenciaba de los judíos que cumplían el sabat los sábados, o permitía a los judíos cristianos viajar para adorar, o celebraba las apariciones de Jesús resucitado. Se desconoce la razón exacta.

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