miércoles, 18 de mayo de 2011

La Pena de Muerte XII: Apéndice B - Preguntas frecuentes


La Biblia dice que debemos "amar a nuestros enemigos"(Mateo 7:44). ¿Cómo puede la pena de muerte ser amor?
El mandamiento para las personas es amar a Dios, unos a otros, y a sus enemigos. Este es el caso hoy en día, y era verdad también en el Antiguo Testamento. Sin embargo está claro que la pena de muerte era un frecuente mandato de Dios en el Antiguo Testamento. El primer y más grande mandamiento es amar a Dios, y la Biblia es muy precisa en cuanto a cómo hacemos eso: obedeciendo Sus mandamientos.
Juan 14:15,21,23,24
(15)
Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.(21) El que tiene mis mandamientos y los guarda, él es quien me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.(23) Respondió Jesús y le dijo: --Si alguno me ama, mi palabra guardará. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada con él.(24) El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me envió.
Estos versículos son claros, y revelan el modelo de acción del amor de Dios, que es el modelo bíblico del amor genuino. Cristo habló muy llanamente y dijo que si hacemos lo que Dios manda, entonces amamos a Dios, y si no hacemos lo que Dios manda, no amamos a Dios. Unos de los mandamientos de Dios era que los a los asesinos se los ejecutara, y el ignorar lo que Él dijo no es amar a Dios.
Es cierto que Cristo enseñó que debemos amar a nuestros enemigos, pero debemos entender qué estaba diciendo cuando dijo eso. Primero y principal, no estaba contradiciendo a su Padre y a los mandamientos del Antiguo Testamento. Los estaba declarando en lenguaje simple. Era parte de la Ley del Antiguo Testamento que la gente demostrara amor, incluso a sus enemigos. Aunque podríamos dar muchos ejemplos, Éxodo contiene algunos versículos muy claros:
Éxodo 23:4,5
(4)
Si encuentras extraviado el buey o el asno de tu enemigo, devuélveselo.(5) Si ves caído debajo de su carga el asno del que te aborrece, no lo dejes abandonado. Ciertamente le ayudarás con él.
Debido a que la enseñanza acerca de demostrar amor, aún a alguien que lo odia a usted, era parte de la Ley del Antiguo Testamento, necesitamos examinar cuidadosamente las palabras que habló Cristo.
Mateo 5:43-45
(43)
Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.(44) Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen;(45) de modo que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.
Cristo dijo: "Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo". Es justo decir que la mayoría de los cristianos piensa que fueron Dios y las Escrituras del Antiguo Testamento que dijeron: "aborrecerás a tu enemigo", y que Cristo estaba cambiando la Ley del Antiguo Testamento. Nada podría estar más alejado de la verdad. La Ley del Antiguo Testamento enseñaba a la gente a amar, como vimos en Éxodo (y hay muchos más ejemplos aparte de esos dos versículos). Fueron los líderes religiosos los que pervirtieron la Ley de Dios y enseñaron a la gente a "aborrecer a tu enemigo". R.C.H. Lenski, el muy respetado académico del Nuevo Testamento escribe:
Ésta ["aborrecerás a tu enemigo"] es la manera como los escribas y fariseos enseñaban a la gente la segunda tabla [el Segundo Mandamiento]. Mutilaban incluso las palabras que citaban de Levítico ... Esta omisión en la enseñanza rabínica corriente no era una inocente abreviatura... Ésta era una flagrante perversión de la ley que incluía a todos los miembros de la nación judía hasta los estratos más bajos y se extendía incluso al extranjero.
Es imperativo notar que usted puede amar a su enemigo y así y todo obedecer la Ley del Antiguo Testamento, incluyendo el hacer justicia e incluso ir a la guerra. El amor bíblico no es una emoción o un sentimiento, sino actuar lo que Dios comanda. Las palabras de Cristo en Mateo dejan en claro que Cristo sabía que Dios ama a sus enemigos, y que incluso los bendice enviándoles lluvia y sol aunque no "merecen" Su amor y Sus bendiciones. Éxodo nos enseña a ser amorosos con nuestros enemigos y los que nos odian, ayudándolos. El mismo Dios que nos enseña a amar a nuestros enemigos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, también comanda la pena de muerte tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Amor es obediencia a Dios, y si contáramos con una rápida pena de muerte estaríamos amando a las personas en nuestra sociedad [muchas de las cuales también son nuestros enemigos] y ofreciéndoles la mejor oportunidad para tener una vida libre de temor y delito. De contar con una rápida pena de muerte aplicada con justicia, estaríamos dando a todos la mejor oportunidad de ver el enorme valor de la vida - la de ellos, y las vidas de los otros. Sin una rápida y justa pena de muerte, el valor de la vida se desmerece. La mayoría de la gente en el Perú, por ejemplo, vive cada día sabiendo que puede perder la vida por un conductor ebrio o por un ladrón en una tienda. Si son asesinados, y se detiene al criminal, las personas sabrán que esa vida "valió" unos cuantos años en prisión, y tal vez ni eso, porque eso es todo lo que el criminal pagará. ¿Cómo podemos llamar a eso "justicia" ? ¿Cómo puede eso enseñar el valor de la vida? Los autores, aseveran que no puede enseñarlo y no lo enseña, y esa es una razón principal por la cual nuestras sociedades están plagadas de delitos hoy en día.
No estamos amando a Dios o a las personas si rehusamos actuar con justicia frente a los delincuentes que harán daño a otras personas. No estamos amando a las personas si permitimos que siga existiendo una sociedad peligrosa simplemente porque nos cuesta obedecer las leyes de Dios. No estamos realmente amando si permitimos que los asesinos queden sin castigo. La Biblia dice que si no hay castigo conforme a Dios para los malvados, entonces la gente que normalmente no peca puede ser tentada, y eso es claramente así. Los castigos justos y rápidos son disuasivos de los comportamientos perversos.
¿Tiene la Biblia ejemplos de hombres piadosos como Moisés, que hayan ejecutado a alguien que hubiera violado la ley?
Sí, así es. En Levítico 24:10-23, Moisés supervisó la ejecución de un hombre que había blasfemado. En Números 15:32-36, un hombre fue ejecutado por violar el Sabat. En Éxodo 32:25-29 y Números 25:1-15, se ejecutó a personas idólatras. Josué ejecutó a Acán, quien egoístamente robó mercadería de Jericó y provocó la muerte de cerca de 36 personas (Josué 7:1,5,11,12,19-26). Samuel ejecutó a Agag, el rey amalecita, por usar la espada para "dejar sin hijos a las mujeres" (1 Samuel 15:33). David hizo ejecutar a Recab y Banaá por haber asesinado a Isboset (2 Samuel 4:5-12). Salomón, con frecuencia llamado el hombre más sabio de la tierra, mandó ejecutar a su hermano por tratar de quitarle el reino (1 Reyes 2:25), mandó ejecutar a Joab (1 Reyes 2:29) y mandó ejecutar a Simei por violar la ley (1 Reyes 2:46).
¿No es verdad que la pena de muerte ha demostrado ser ineficaz como disuasivo del delito?
A pesar de que los opositores a la pena de muerte con frecuencia argumentan que se ha demostrado que es un ineficaz disuasivo del delito, hay muchas razones para demostrar que esta "lógica" es falsa. En primer lugar, es contraria a lo que instintivamente sabemos. Todo padre sabe que el castigo es un disuasivo del mal comportamiento, incluso si ese castigo es tan leve como "ir al rincón". Además, las "amenazas" sirven para evitar que las personas hagan ciertas cosas, por lo cual es ilegal amenazar a personas en ciertas situaciones, como a los miembros de un jurado. La "amenaza" de ser rápidamente ejecutado por un delito es muy poderosa. Decir que la pena de muerte no es un disuasivo para el delito va contra toda lógica y experiencia.
En segundo lugar, la Biblia específicamente dice que la pena de muerte es un disuasivo del delito. Deuteronomio 13:11 dice que cuando un criminal es ejecutado "todo Israel lo oirá y temerá, y no volverá a hacer semejante maldad en medio de ti.". Deuteronomio 17:13 básicamente dice lo mismo: "Todo el pueblo lo oirá y temerá, y ellos no actuarán más con soberbia." Deuteronomio 19:20 y 21:21 también declaran que si los delincuentes son castigados, ello disuadirá a los otros. Proverbios también muestra que la justicia detendrá al mal: "Le es alegría al justo practicar el derecho, pero a los que practican la iniquidad les es un terror." (Proverbios 21:15).
En tercer lugar, cualquier persona que trabaja en el cumplimiento de la ley, testimoniará que un gran porcentaje de los delitos los cometen los ofensores reincidentes. Ese delito "repetitivo" cesaría si esos delincuentes culpables de crímenes capitales fueran ejecutados.
En cuarto lugar, la ejecución de delincuentes en Estados Unidos de Norteamérica -país que tiene instituida la pena de muerte- hoy en día no tiene similitud con la ejecución de criminales bajo la ley bíblica. La ley bíblica era rápida, y la Biblia específicamente dice que habrá problemas en la sociedad si la justicia no es rápida: "Cuando la sentencia contra la mala obra no se ejecuta enseguida, el corazón de los hijos del hombre queda más predispuesto para hacer el mal." (Eclesiastés 8:11). Además, bajo la ley bíblica, los testigos o integrantes de la familia de la persona que había sido asesinada, ayudaban a ejecutar al criminal (Deuteronomio 17:7, 19:12). Es ridículo comparar las ejecuciones que se realizan hoy en día en Estados Unidos de Norteamérica con las ejecuciones que se requerirían si aplicaran la ley bíblica. La mayoría de las personas que de hecho reciben la pena de muerte en Norteamérica hoy, están en el pabellón de la muerte por 15 años o más. Por lo tanto, durante ese tiempo, crece una generación entera que nunca supo acerca del delito cometido, y la mayoría de las personas que sí lo sabían, ya hace mucho que debieron continuar con sus vidas. Debido a esto, no es  sorprendente que el ejecutar a alguien 15 años después de cometido un delito no es ni un disuasivo para los demás, ni verdadera justicia.
Por último, la pena de muerte y otros castigos, son usados con resultados positivos en algunos otros países del mundo. En Singapur, por ejemplo, los castigos son mucho más severos que en el Perú o Norteamérica, y el ciudadano común se siente seguro en las calles. Es común ver a las mujeres caminar solas de noche sin sentir que están en peligro, y debido a que los traficantes de drogas son ejecutados, no existe el problema de la droga. En Estados Unidos -por ejemplo- se habla de terminar con el problema de la droga, pero después de más de 25 años de la "guerra contra la droga", hay más drogas en la calle, y más delitos relacionados con ésta droga, que nunca antes. Uno pensaría que debieran cambiar sus tácticas y probar aquellas que obviamente están funcionando en los paises que casi no tienen droga. Así que el hecho es que la pena de muerte ha sido, y ahora se está demostrando así, un disuasivo del delito cuando se la aplica rápida y abiertamente, tal como lo indica la Biblia.
¿Qué pasa si erróneamente enviamos a un hombre inocente a la muerte?
Debido a que la humanidad es imperfecta, nadie va a poder hacer un sistema legal a prueba de fallas, y es posible que se envíe a la muerte a una persona inocente. Sin embargo, debemos considerar algunos hechos. Primero, Dios no es ignorante. Él sabía de esa posibilidad cuando Él ordenó la pena de muerte, y sin embargo la ordenó igual. Seguramente eso habla a las claras del mayor bien que Dios preveía para la sociedad si existiese la pena de muerte. Los casos en los que una persona inocente es enviada a su muerte serían extremadamente inusuales. Además, como vimos antes bajo el título de "Perjurio", en la mayoría de los casos en los que alguien es ejecutado injustamente, existe o algún tipo de perjurio o la evidencia es tergiversada o retenida. Si todos los perjuros en los casos de pena de muerte fueran ejecutados, el perjurio dejaría de ser un problema.
Mientras que pasamos tiempo debatiendo el tema de la pena de muerte y preocupándonos porque una persona inocente podría ser ejecutada, miles mueren porque ni siquiera se considera implementar la pena de muerte de acuerdo con estándares bíblicos. Por ejemplo, sin ir muy lejos, en Estados Unidos, se ha demostrado que la mitad de las fatalidades automovilísticas  se deben a la ingesta de alcohol o drogas. Eso asciende a una cifra de aproximadamente 15.000 muertes al año. ¿Alguien se atrevería a argumentar que las personas en ese país tienen más probabilidades de ser ejecutadas por error luego de un juicio, que el de ser asesinadas por un conductor ebrio? ¿Creen que podrían ejecutar por error a 15.000 personas al año? Claro que no. Sin embargo así es como muchas personas inocentes mueren cada año, no sólo en Estados Unidos sino en nuestro país. En gran medida porque ni siquiera intentamos implementar la pena de muerte -en nuestro caso- o en el caso de Estados unidos, porque no hacen cumplir la pena de muerte para las muertes causadas por conductores ebrios, algo que sería requerido por la ley bíblica. La cantidad de gente que es muerta por conductores ebrios se reduciría muchísimo si ejecutáramos a esos delincuentes que, bajo la ley bíblica, merecen la muerte. No proclamemos a viva voz que estamos preocupados por las vidas de la gente inocente, si tenemos los medios para protegerla siendo duros con los culpables, y ni siquiera tenemos la valentía de implementar las medidas necesarias.
Si bien es importante hacer todo lo posible para evitar que una persona inocente sea ejecutada, no podemos ignorar la cantidad de personas inocentes que están siendo asesinadas por gente que sería disuadida mediante una rápida pena de muerte, o que ya estaría ejecutada y por lo tanto impedida de asesinar nuevamente.
Hay personas que hubieran recibido la pena de muerte según la ley bíblica, que se han convertido al cristianismo en la cárcel. ¿Eso no estaría indicando que no deberíamos tener una pena de muerte?
Como Juez Justo, Dios ordenó la pena de muerte, y Él conoce los corazones de todos los hombres. Él podría haber ordenado cadenas perpetuas en prisión, pero no lo hizo. En vez de criticar a Dios, deberíamos esforzarnos por obedecer Su ley y luego esperar Sus bendiciones. Basándonos en lo que la Escritura dice acerca de las personas que al enterarse de la pena de muerte, obedecían la ley, es probable que muchos de aquellos que han cometido delitos capitales, no los hubieran cometido si sabían que inmediatamente después serían enviados a su muerte. Además, podríamos compartir el Evangelio de la salvación con asesinos convictos para darles la oportunidad de ser salvos antes de ser ejecutados.
¿Quién debe llevar a cabo la pena de muerte?
La pena de muerte se llevaría a cabo según las leyes de cada país. El tener pena de muerte en una sociedad no significa que cada habitante pueda hacer justicia por sus propias manos. A la larga, deberíamos intentar acercarnos lo más posible a la ley bíblica y hacer que la familia de la víctima, o los testigos, tomen parte en la ejecución.
¿Por qué, en vez de ejecutar a estos delincuentes, no los enviamos a prisión?
Primero y principalmente, porque si esa fuera la mejor solución, Dios lo habría ordenado así. Y ciertamente, existen razones por las cuales no Lo ha hecho así. Casi todos podemos atestiguar que el sistema carcelario, desde muchos puntos de vista, ha fracasado.
  • Es un "fracaso a nivel barrio". Cualquier agencia inmobiliaria le dirá que nadie quiere vivir cerca de una prisión, y que si se proyecta o se construye una en un barrio, los precios de las propiedades descienden mucho. Esto es así porque las prisiones siempre hacen que el lugar en el que están construidas se torne inseguro.
  • Es un fracaso de re-educación. Muchos de los delincuentes que cumplen condenas en las cárceles se convierten en ofensores reincidentes. Peor aún, muchos de ellos establecen los contactos apropiados y desarrollan el conocimiento necesario para ser delincuentes mucho más eficaces y perversos de lo que eran antes de entrar a prisión.
  • Es un fracaso de costos. Las prisiones cuestan miles de soles anuales por cada delincuente, lo que daña aún más a la misma sociedad a la que ellos ya han dañado.
  • Es un fracaso en cuanto a la seguridad. Las prisiones no son seguras. Los prisioneros no están seguros, los guardias no están seguros, el personal no está seguro y la gente en los barrios colindantes no está segura. El abuso físico, mental y verbal es cosa de todos los días, y muchos delitos, incluso la violación y el asesinato, son cometidos dentro de las prisiones.
  • Es un fracaso como elemento disuasivo. El hecho de que más gente que nunca antes esté encarcelada, es evidencia de que las cárceles no son un eficaz disuasivo del delito. Si el tiempo de condena fuera un verdadero disuasivo, entonces las cárceles estarían vacías (especialmente de delincuentes reincidentes), y el comportamiento delictivo estaría refrenado al punto que nuestra sociedad sería segura. La gran cantidad de robos en las viviendas, hurtos, violaciones, asesinatos, etc., demuestra que las condenas en la prisión no son un disuasivo de la delincuencia para que la sociedad sea segura.
Cualquiera que estudie el tema del sistema carcelario debería notar que en la Ley de Moisés Dios nunca dictó condenas que debían ser cumplidas en cárceles. Y no es que no se conocieran las cárceles. José había pasado tiempo en una prisión egipcia mucho antes de que Moisés viviera. Dios conoce a las personas, y las cárceles no son la respuesta. Dios ordenó la pena de muerte, castigos corporales, multas y programas de trabajo para los delincuentes, pero nunca condenas en la cárcel. Nuestra sociedad estaría mucho mejor si nos esforzáramos en hacer las cosas a la manera de Dios en vez de creer que sabemos hacerlas mejor que Él.
¿No estaríamos ejecutando a miles de personas?
No necesitamos adivinar la respuesta a esa pregunta. Hay países en el mundo, tales como Singapur, que aplican la pena de muerte para muchos delitos. Y en vez de tener miles de ejecuciones (como algunos intentan hacernos creer), o incontables delitos (como nos quieren hacer creer los que dicen que la pena de muerte no es un disuasivo), tienen una sociedad con mucha menos delincuencia de la que existe en muchos países, y muy pocas ejecuciones. Por supuesto, esto tiene mucho sentido si es que la Biblia es verdad - debemos sentir la seguridad de que las leyes de Dios funcionan.
Dios estableció la pena de muerte para cosas que hoy en día no reconocemos como delitos capitales, o ni siquiera como delitos. ¿Esto no prueba que la Biblia no debería ser usada como un estándar de justicia en la actualidad?
Dios creó al hombre a Su imagen y para Su gloria, y nunca aceptaría que se quite una vida sin una buena razón. Además, Dios no es caprichoso, así que cada una de sus leyes Él la da por el bien de Su gente en ese momento. Aun las leyes acerca de cosas tales como la circuncisión y los sacrificios, las cuales hoy en día no están en vigencia porque Jesucristo cumplió el propósito de los mismos, fueron buenas para la gente de ese momento.
Es cierto que Dios ordenó la pena de muerte para cosas que hoy no consideramos delictivas, ¿pero sabemos nosotros más que Dios? Ciertamente se podría argumentar que nosotros tendríamos una sociedad mucho mejor si cumpliéramos el código de leyes penales que Dios nos dio. Por ejemplo, hoy en día consideramos que el adulterio es simplemente un delito moral (y a veces ni siquiera eso), pero Dios ordenó la pena de muerte para el adulterio (Levítico 20:10; Deuteronomio 22:22). Sin embargo, no hay duda de que la estructura familiar ha sido debilitada por todas las aventuras amorosas. Cuando un hombre o una mujer cometen adulterio, la familia, la unidad primaria de Dios para asegurar la salud y bienestar de la sociedad, sufre. Hay estudios realizados hoy en día que demuestran que los hijos de hogares con un solo padre, tienen más probabilidades de cometer delitos. Existe una conexión entre la solidaridad de la familia y la tasa de delincuencia. Por lo tanto, puede verse por qué Dios, quien desea que los hijos tengan la ventaja de contar con ambos padres para criarlos en el seno de la familia, y que también desea una sociedad tan libre de delincuencia como sea posible, ordena la pena de muerte para aquellos que valoran el placer sexual por encima de la familia y la sociedad. Las leyes de Dios admiten el divorcio. Si las cosas en casa son insoportablemente malas, una persona puede divorciarse. Muchos consejeros confirman que con frecuencia, las cosas realmente no cambian en el matrimonio hasta que una de las partes amenaza con irse. Dios es un Dios bueno, justo, amoroso, y existen motivos para las leyes que Él dio. Seríamos mucho más sabios si indagáramos por qué Él dio las leyes, en vez de simplemente decidir que no sirven, que son antiguas, o que de algún modo reflejan un sistema de justicia pasado de moda.
¿Y qué hay de la misericordia?
Hay ocasiones en las que es bueno ser misericordioso, así que debemos discutir el concepto de misericordia y el de pena de muerte. La misericordia es "el tratamiento bondadoso y compasivo de un delincuente, una predisposición a ser bondadoso y perdonador". La verdadera misericordia no es sustituir una pena por otra "relativamente igual", como quieren hacer algunas personas que quieren sustituir la pena de muerte por cadena perpetua. El fracaso del sistema carcelario, y el hecho de que no era una parte de las órdenes de Dios, muestran que la vida en prisión nunca es verdadera "misericordia". Además, la misericordia no es liberar a alguien de la penalidad de su delito sólo porque uno no quiere llevar a cabo el castigo. La verdadera misericordia siempre tiene un valor redentor. El perdonar a alguien puede ser valioso, pero si el perdón no se da apropiadamente, muy rápidamente se toma ventaja de él.
Además, la misericordia debe ser otorgada sólo por la víctima. Nunca es misericordia que uno perdone a un delincuente por lo que éste le haya hecho a un tercero. Si alguien le roba a usted su auto, yo no tengo el derecho de perdonar al ladrón. Para que sea verdadera misericordia, es usted quien debe perdonar al ladrón. Cuando se trata de asesinato, la víctima ya no vive como para otorgar misericordia. Debido a ello, no puede haber misericordia para un asesino. La Biblia trata este tema específicamente:
Números 35:31No aceptaréis rescate por la vida del asesino que está condenado a muerte; morirá irremisiblemente.
Muchas personas se tornan excesivamente emotivas y sentimentales en su actitud hacia la pena de muerte, creyendo que todo ser humano "merece" misericordia, incluso aquellos que han asesinado cruelmente a otro ser humano. Pero tal sentimentalismo, a nuestro parecer, es un grave despropósito, ya que niega la justicia y la responsabilidad por las propias acciones y el terrible costo en sufrimiento humano que los actos malvados traen como resultado. Es fundamental, desde un punto de vista cristiano, reconocer que Dios y Su Palabra son los árbitros finales en cuanto a qué está bien y qué está mal, qué es comportamiento moral y comportamiento inmoral, y qué consecuencias o recompensas deben ser el resultado de cada una de las antedichas.
Incluso un estudio superficial del Nuevo Testamento fuertemente afirma que el cristiano debe aborrecer el mal en todas sus formas y vencer el mal con el bien. Esto no se logra ayudando y aplacando al mal y a las personas malvadas, sino más bien haciendo lo mejor que podamos para oponernos al mal y erradicarlo de nuestra sociedad por medios legales. La Biblia entera afirma que una parte importante de resolver el problema del mal es la pena de muerte, aplicada por la ley civil.
Si vivimos en una sociedad que no hace cumplir la pena de muerte de acuerdo con la ley bíblica, ¿es correcto que los cristianos mismos la hagan cumplir?
No. Los cristianos deben vivir de acuerdo con las leyes del país. Pedro dice esto muy claramente:
1 Pedro 2:13-15
(13)
Estad sujetos a toda institución humana por causa del Señor; ya sea al rey como quien ejerce soberanía,(14) o a los gobernantes como quienes han sido enviados por él para el castigo de los que hacen el mal y para la alabanza de los que hacen el bien.(15) Porque ésta es la voluntad de Dios: que haciendo el bien hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos.
Los cristianos deben obedecer las leyes del país, y el resto de la gente les pierde confianza cuando no lo hacen. Un buen ejemplo es aquellos que dicen que son cristianos y asesinan a los médicos abortistas o tiran una bomba en una clínica para abortos. Los cristianos deberían ser las personas más confiables, sin embargo la sociedad sospecha de ellos debido a unos cuantos que violan las leyes y otros que luego aclaman a estas personas como si fueran alguna especie de héroes. ¿Alguien cree realmente que Jesucristo se pararía afuera de la casa de un médico abortista y que le dispararía por la ventana con un rifle de alto poder? En los tiempos en que vivieron Cristo y los apóstoles, los espectáculos de gladiadores eran eventos frecuentes, y muchos de los gladiadores no eran voluntarios. Incluían esclavos e incluso personas acusadas de delitos menores. Se podría decir que el hacer luchar a las personas hasta morir era un deporte nacional en Roma. Perverso como era, no leemos en ningún registro acerca de Jesús o Pablo incendiando propiedades o algún coliseo o alentando a otros a llevarlo a cabo.
¿Y qué ocurre con matar en defensa propia? ¿La Biblia dice algo con respecto a eso?
La Biblia permite matar en defensa propia. En cierto sentido, hay distintos tipos de defensa propia. Está la defensa propia a nivel personal, la defensa propia a nivel de sociedad ("defensa propia social") y defensa propia nacional, la cual llamamos "guerra". En todos estos casos, Dios permite quitar otra vida humana. Este pequeño libro ha sido dedicado a la "defensa propia social", la ejecución de delincuentes peligrosos para la sociedad. La guerra es defensa propia a nivel nacional, cuando se convoca a las personas a proteger a su nación de una agresión externa, y todo estudiante bíblico podrá confirmar la gran cantidad de guerras registradas en las páginas de la Biblia. Por supuesto, hay guerras injustas de agresión para obtener posesiones, riquezas, o esclavos, y los jefes de estado que comienzan esas guerras serán responsabilizados por Dios en el Juicio. Además, no todas las muertes en una guerra son justificadas, y casi toda guerra tiene lo que hoy se llama "crímenes de guerra".
Así como con la guerra y la ejecución de delincuentes, la defensa propia personal está permitida en las Escrituras. Por ejemplo, Éxodo 22:2 dice: "Si un ladrón es hallado forzando una casa, y es herido y muere, no hay castigo." {Es decir, para el dueño de casa}. Este versículo debería ser la ley de nuestro país hoy en día, y desafortunadamente no lo es en muchos lugares. En muchas ciudades, a un propietario de una casa no se le permite estar preparado para defenderse contra intrusos. Algunas zonas no permiten que los propietarios tengan armas cargadas disponibles, mientras que en otras áreas el propietario debe primero "asegurarse" de que el intruso tiene un arma o que es capaz de matar. La ley bíblica dice que si alguien irrumpe en nuestra casa de noche, lo hace a riesgo de su propia vida, y el propietario no sería nunca considerado un delincuente si se defiende. Además, recuerde que el mismo día de su arresto, Cristo le dijo a los discípulos: " Y el que no tiene espada, venda su manto y compre una." (Lucas 22:36). Cristo preveía que las cosas se podían tornar muy inseguras para sus discípulos después de su muerte, y les dijo que se preparen para defenderse de una agresión injusta.
Cuando pensamos en el concepto de matar, nos puede ayudar si pensamos en términos de "justo o injusto" y "accidental o a propósito".
  • Asesinato: injusto y a propósito
  • Homicidio involuntario: injusto pero accidental
  • Ejecución de delincuentes (defensa propia social): justo y a propósito
  • Matar en una guerra (defensa propia nacional): justo y a propósito
  • Matar en defensa propia personal: justo y a propósito
  • Defensa propia resultando en muerte accidental: justo pero accidental.
En esta lista vemos que el asesinato y el homicidio involuntario son injustas causas de muerte. En la defensa propia personal, la ejecución de delincuentes y en la guerra, la causa de muerte es justa, sea que haya una intención inicial de matar a la persona o no. Podemos concluir correctamente en base a las Escrituras, que la defensa propia personal es algo que Dios aprueba, aun cuando signifique la muerte del agresor injusto. Los Padres Fundadores de Norteamérica estaban en lo correcto cuando aseguraron que Dios le dio a cada persona el derecho a "la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad". Un agresor que intenta quitárselos pierde esos derechos, y la ley del país debería ser que toda persona tenga el derecho de defenderse de las agresiones injustas de todo tipo.
Incluso una mirada superficial a la Creación de Dios revela que la defensa propia desempeña un papel importante en la auto-preservación de casi todas las formas de vida. Tal vez la sociedad humana podría ser provechosamente comparada a un organismo biológico, cada uno de los cuales tiene algún modo de alejar enemigos internos y externos. Los más complejos cuerpos animales envían glóbulos blancos para atacar a los gérmenes y otros intrusos tóxicos. Estos glóbulos blancos son formas de vida muy simples, pero son suficientemente "sabias" como para actuar si la integridad y la sanidad del organismo están en juego, y sin sentimentalismos ni ceremonias, destruyen al intruso. Estos enemigos del cuerpo no son mantenidos vivos y encerrados en prisiones para ser preservados. Son destruidos y eliminados para que no se conviertan en una futura amenaza.
Del mismo modo, las personas malvadas son intrusos en el "cuerpo" de la sociedad humana decente, la cual tiene el derecho de protegerse y defenderse contra tal intrusión. Un cuerpo sin un sistema inmunológico no se puede defender y rápidamente muere. Toda sociedad piadosa, que rehuse establecer y hacer cumplir las leyes de Dios, a la larga también "morirá", es decir, será derrotada por la maldad. Las personas en el ámbito médico trabajan muy duro para controlar el "mal" en un cuerpo para que la persona no muera por enfermedad, y se entiende que las bacterias dañinas deben ser eliminadas para que el cuerpo se mantenga sano. De la misma manera, si hemos de tener una sociedad sana, las personas malvadas y dañinas deben ser ejecutadas. Esto claramente enseña el valor de la vida, porque muestra que lo único tan valioso como la vida es una vida. No es de extrañarse que Dios ordenó "Vida por vida" en las Escrituras, e incluso lo repitió dos veces. (Éxodo 21:23; Deuteronomio 19:21).

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