miércoles, 18 de mayo de 2011

La Pena de Muerte VIII: ¿El Nuevo Testamento apoya la pena de muerte?


No deberíamos esperar que Dios se repita a Sí Mismo en el Nuevo Testamento si lo que Él dijo en el Antiguo Testamento sigue vigente. Sin embargo la gente con frecuencia cree que si el Nuevo Testamento no declara algo específicamente, no debe ser verdad. Sin embargo, debemos tener en cuenta que las leyes de Dios son vinculantes, a menos que Él nos indique que hay un cambio. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento Dios comandaba el sacrificio de animales, ¿así que por qué no tenemos eso hoy en día? No es que sencillamente ignoramos la ley porque sacrificar animales nos es desagradable, ni tampoco realmente creemos que Dios cambió y "se hizo más civilizado". Más bien, el Nuevo Testamento específicamente nos dice que los sacrificios de animales ahora son innecesarios debido a que Cristo fue un sacrificio permanente.
Hay muchas personas que admitirán que el Antiguo Testamento apoya la pena de muerte, pero niegan que el Nuevo Testamento lo haga. Eso no es así, como lo demostraremos ahora. Lo primero que hay que notar en el Nuevo Testamento es que Jesucristo nunca dijo nada contra la pena de muerte. De hecho, él específicamente declaró que él no había venido para poner fin a la Ley.  Aún cuando compareció ante Pilato, Jesús nunca negó que Pilato tenía la autoridad legal para ejecutarlo. Si hubiera estado en contra de la pena de muerte, este hubiera sido un buen lugar para expresarlo. De hecho, no existe registro de ninguna persona en la Biblia declarando que la pena de muerte está mal a los ojos de Dios.
La gente a veces dice que Jesús nos enseñó a amar a nuestro prójimo, como si la pena de muerte no fuera amar. Pero Dios es amor, y Él ordenó la pena de muerte para ciertos delitos. Más aún, Jesús aprendió acerca del amor con las enseñanzas que se encuentran en el Antiguo Testamento. Cuando Jesús dijo que el segundo más grande mandamiento era "ama a tu prójimo como a ti mismo", estaba citando Levítico 19:18. La Ley de Moisés sí enseñaba amor, y parte de ese amor por la gente y la sociedad era protegerla del mal haciendo cumplir la Ley, la cual incluía la pena de muerte.
Cuando algo está claramente establecido en el Antiguo Testamento como la voluntad de Dios, no necesita ser repetida palabra por palabra en el Nuevo Testamento para que sepamos que todavía sigue siendo la voluntad de Dios. Cuando Dios quiere cambiar algo, como Sus leyes concernientes a los sacrificios de animales o la circuncisión, Él nos lo dice. La manera correcta de interpretar la Escritura es creer que la voluntad de Dios es constante a menos que Él nos diga que Él tiene nuevas reglas para nosotros. En el caso de la pena capital para asesinos, secuestradores, etc., no sólo no dice Dios que Él haya cambiado Su opinión en el Nuevo Testamento, sino que confirma lo que Él dijo en el Antiguo Testamento.
1 Timoteo 1:8-10
(8)
Sabemos, sin embargo, que la ley es buena, si uno la usa legítimamente.(9) Y conocemos esto: que la ley no ha sido puesta para el justo, sino para los rebeldes e insubordinados, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas,(10) para los fornicarios, para los homosexuales, para los secuestradores, para los mentirosos, para los perjuros, y para cuanto haya contrario a la sana doctrina.
Es digno de notar que estos versículos en el Nuevo Testamento dicen que la Ley es buena si se la usa correctamente, y luego continúa diciendo que la Ley fue hecha para gente como los homicidas. Si Dios hubiera cambiado de parecer acerca de lo que Él dijo en el Antiguo Testamento, y hubiera decidido que no debemos ejecutar a los delincuentes, éste hubiera sido el lugar perfecto para decirlo. Seguramente no es buena exégesis de la Escritura el leer que "la Ley es buena" y que fue hecha para los homicidas, secuestradores, y similares, y luego decir que de acuerdo con el Nuevo Testamento no deberíamos ejecutar a los delincuentes.
Estos versículos en Timoteo reflejan a Romanos 7:12, que dice: "De manera que la ley ciertamente es santa; y el mandamiento es santo, justo y bueno." Es importante notar que el homicidio, el perjurio y el secuestro, delitos que hemos examinado en este espacio, están todos específicamente mencionados en el Nuevo Testamento en el contexto de que la Ley es buena y que está hecha para tales personas. En el versículo 10, la versión inglesa NIV lee "comerciantes de esclavos", cuando el texto griego en realidad lee "robadores de hombres". [Nota de la traductora: En esta traducción, la Versión Reina Valera dice "secuestradores" ]. En el mundo antiguo, la mayoría de las personas era secuestrada por dinero. Hoy en día, los secuestradores a veces secuestran por el dinero del rescate, pero en el mundo antiguo la plata fácil surgía de vender a esa persona como esclava, lo cual funcionaba muy bien si el secuestrado no sabía hablar el idioma de quien lo compraba. La conocida historia de José, quien fue vendido por sus hermanos como esclavo, es un buen ejemplo. Debido a que la esclavitud era algo común en tiempos bíblicos, el secuestrar a alguien y luego venderlo como esclavo a otro país, era una manera de obtener dinero fácil. Por lo tanto, mientras que la traducción de la NIV puede ser defendida culturalmente, es en realidad demasiado limitada. Muchas otras versiones tienen ya sea el más literal "robadores de hombres" o el más moderno "secuestradores", lo cual incluye a los comerciantes de esclavos.
Queda claro que el apóstol Pablo no consideraba que la pena de muerte fuera algo no piadoso. Cuando se lo enjuició por haber causado (supuestamente) revueltas en todo el mundo romano (Hechos 24:5), él dijo lo siguiente: "Si estoy haciendo alguna injusticia o si he hecho alguna cosa digna de muerte, no rehúso morir" (Hechos 25:11). Es casi imposible imaginar que Pablo dijera tal cosa a un gobernador romano si en su corazón él sintiera que la pena de muerte estaba mal. Debido a que Pablo era un ciudadano romano (Hechos 22:25-29) y que estaba siendo acusado por los judíos, probablemente hubiera encontrado una manera de salvar su vida, así que no tendría sentido que él mencionara la pena de muerte si creyera que era incorrecta. Hechos 24:26 dice que el gobernador romano estaba deseando recibir un soborno, un hecho que Pablo no podía haber ignorado. Por lo tanto, un estudio del Nuevo Testamento revela que apoya la pena de muerte tanto como el Antiguo Testamento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario