Sobre Lógica y Ética


Las Leyes Básicas del Pensamiento
 
Aristóteles, filósofo griego a quien se le atribuye la primera sistematización de la lógica, basó su razonamiento en tres "leyes fundamentales del pensamiento." Son tan básicas que uno podría pensar que ni siquiera necesitan ser mencionadas. Sin embargo, en los últimos años estos principios han estado bajo ataque y son desestimados por los filósofos modernos. Sin embargo, en mi opinión, siguen siendo fundamentales para el proceso de pensamiento claro y racional. También representan la forma de pensar bíblica y esto se puede ilustrar a través de las enseñanzas de Jesucristo.

Conocer estas leyes también nos ayuda a entender como Satanás "cegó el entendimiento de los incrédulos" (2 Cor. 4:4), con tanta efectividad. Lo que sigue es gimnasia para la mente, y fortalecerá nuestra capacidad de pensamiento claro y racional. Seremos tentados a resistirnos a la disciplina mental requerida para dominar estos conceptos simples e importantes, pero el esfuerzo mejorará nuestra capacidad para discernir la verdad y el error y marca la diferencia entre la libertad y la servidumbre.

La Ley de Identidad, o "Identidad lógica"

Esta primera ley del pensamiento afirma la existencia de la verdad absoluta y plantea que si una afirmación es verdadera, entonces es verdad. Expresamos la ley en forma simbólica así:

A es A.

En este sentido absoluto, no es "verdad para usted" o "verdad para mí".
Todos sentimos que percibimos las cosas de manera diferente y por lo tanto podemos construir versiones alternativas de la realidad, o "la verdad", en sentido temporal. Sin embargo, en el sentido puro o absoluto, nuestras percepciones no son "la Verdad". No pasan de ser nuestras percepciones. Puedo tener mi "verdad," usted puede tener su "verdad", pero Dios sabe "la verdad". La lógica -la ciencia del razonamiento correcto- depende de la existencia de "la verdad de Dios," o "Verdad" con " V " mayúscula.

Esta es la ley del pensamiento que utilizamos cuando observamos en las Escrituras que hay dos "ladrones" (gr. lestai) crucificados con Cristo, de acuerdo a Mateo y dos "malhechores" (gr. Kakourgoi), de acuerdo a Lucas. Por lo tanto pensamos que "ladrones son ladrones y malhechores son malhechores". Tal vez haya una razón por la cual se utilizan dos palabras diferentes y por lo tanto no debemos asumir que se refieren a los mismos individuos. Pensando de esta manera, eventualmente llegamos a la conclusión lógica de que fueron cuatro los crucificados con Cristo.

Jesús básicamente utilizó esta forma de pensar cuando, confrontando una forma sutil de engaño, afirmó en Mateo 22:21 (RV), "Dad, pues, al César lo que es del César; y a Dios lo que es de Dios." Dios es Dios. César es César. Papas son papas y camotes son camotes. A es A.

Cabe señalar, como algo adicional, que en nuestra cultura post-moderna es común escuchar a la gente argumentar que "no hay verdad." Si comprendemos esta primera ley del pensamiento, vemos que en realidad están afirmando que hay verdad en el sentido absoluto. Su declaración plantea el argumento que por lo menos existe una verdad: ''que no hay verdad.'' En esencia, lo que están diciendo es: "Es cierto que no hay verdad." Este tipo de afirmación es lo que se llama "auto-refutable." O sea, algo que afirma aquello que pretende negar. Definitivamente, ¡una insensatez!

Es interesante notar que la naturaleza misma del lenguaje muestra que éste está diseñado para ayudar a la humanidad en la determinación de la verdad. La oración básica -en todos los idiomas- incluye un sujeto y un predicado. Una persona, lugar o cosa se pone en una categoría u otra. Esta es la esencia de todo juicio, bueno y malo. Por ejemplo:
 
Magaly es una chismosa.
Hoy hace calor.
Esta sopa está fría.
Viajar en avión es aburrido.
Los elefantes tienen orejas grandes.
El cielo es azul.

Todos estos son ejemplos cotidianos de como usamos el lenguaje para definir y describir la realidad, o discernir y expresar aquello que creemos ser verdad. A medida que continuamos interactuando con la realidad, nuestro lenguaje cambia para reflejar nuestra experiencia, como por ejemplo:

"El cielo se ve azul, excepto cuando está oculto por las nubes."

Basándonos en esta ley del pensamiento, la "identidad lógica" se establece por el siguiente principio:

Si A y B son idénticos, lo que es verdadero de A también debe ser verdad de B, y lo que es verdadero de B también debe ser cierto de A.

Cualquier diferencia refuta la identidad. Si yo soy el autor de este artículo y también el padre de un hijo llamado David, de Coral Gables, Florida, entonces todo lo que es cierto para el autor de este artículo también debe ser cierto para el padre de David de Coral Gables, Florida. Si el autor de este artículo es del Perú , el padre de David debe ser del Perú.

Cuando se viola este principio en relación con la identidad de Dios, es mucho lo que se pone en juego. Las Escrituras identifican el término "Dios" con el término "Padre." Dios es el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Eso significa que todo lo que es cierto de "Dios" (A) también debe serlo de "el Padre de nuestro Señor Jesucristo" (B). Y lo que es cierto de "el Padre de Jesucristo" (B) debe ser cierto de "Dios" (A). Lógicamente, si el lenguaje retiene cualquier significado y propósito, el término "Dios" no puede referirse tanto al Padre de Jesús como a Jesús mismo. Por lo tanto, el pensamiento trinitario desafía la ley de pensamiento más básica y quebranta la capacidad del lenguaje de transmitir un pensamiento coherente. Esto se hace supuestamente para dar cabida a un "misterio", pero lo único que realmente hace es destruir la integridad del lenguaje, sin el cual no tenemos esperanza de aprender la verdad sobre Dios o cualquier otra cosa.

En una siguiente entrega exploraremos la Ley de la No-Contradicción.  

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