miércoles, 18 de mayo de 2011

La Pena de Muerte VI: Por perjurio


Aunque Dios manda que ciertos delincuentes sean ejecutados, Él valora la vida muchísimo. De hecho, esta es la verdadera razón por la cual Él ha establecido la pena de muerte: para prevenir el injustificable desdén por la vida humana. Por lo tanto, la pena de muerte sólo se debía llevar a cabo cuando no existía duda acerca de la culpa. De acuerdo con la ley bíblica, no se debe ejecutar a una persona sin clara evidencia de que es realmente culpable. En el mundo bíblico eso casi siempre significaba testigos oculares, ya que no existían las evidencias forenses con las que contamos hoy en día, tales como huellas dactilares, tipo de sangre, ADN, etc. Dios dijo claramente: "Por el testimonio de dos o tres testigos morirá el que deba morir. No morirá por el testimonio de un solo testigo" (Deut. 17:6). Para que el pueblo entendiera esto claramente, Dios lo vuelve a decir dos capítulos más adelante: "No prevalecerá un solo testigo contra alguna persona, por cualquier maldad o pecado que haya cometido. Por el testimonio de dos o tres testigos se decidirá un asunto" (Deut. 19:15).
Los testigos estaban mucho más disponibles en la sociedad de los tiempos bíblicos de lo que lo están hoy en día. Nosotros hacemos solos, muchas cosas que la gente en tiempos bíblicos no hubiera hecho nunca sola. Con frecuencia vivimos solos, trabajamos solos, hacemos las compras solos, hacemos ejercicios físicos solos, y manejamos solos. En la cultura de la Biblia, la gente hacía cosas en compañía de otras personas, para protegerse. Las familias y sus parientes vivían juntas, los hombres trabajaban los campos con otros hombres, y las mujeres hacían sus tareas con otras mujeres, así que las probabilidades de encontrar a personas realmente solas eran mínimas. Aunque en la actualidad este no es el caso en nuestro medio, y dos o tres testigos no siempre están disponibles, la ciencia forense se ha desarrollado a tal punto de que es con frecuencia un testigo muy confiable.
Debido a que los testigos eran tan importantes en la corte, uno de los delitos capitales en la Biblia era el perjurio en un caso de pena de muerte. Es interesante notar que la Biblia tiene sólo dos ejemplos de hombres inocentes que fueron ejecutados por el gobierno después de un juicio: Nabot (1 Reyes 21) y Jesucristo. En ambos casos, existió el perjurio. La Biblia es muy específica en cuanto al perjurio. Dice que quien perjura ha de recibir el mismo castigo que la persona enjuiciada hubiera recibido si el perjurio no hubiera sido descubierto.
Deuteronomio 19:16,19,21
(16)
Cuando se levante un testigo falso contra alguien, para acusarle de transgresión,(19) le haréis a él lo que él pensó hacer a su hermano. Así quitarás el mal de en medio de ti.(21) Tu ojo no le tendrá lástima. ¡Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie!
La historia revela que cuando a un hombre inocente se le dictamina la pena de muerte, el perjurio está con frecuencia presente. Además, un estudio de los casos en los cuales una persona "culpable" fue posteriormente encontrada inocente, demuestra que para ser declarado culpable generalmente se retuvo evidencia, o se la tergiversó, o los testigos mintieron. Es claro que el mentir en la corte para hacer que otra persona sea ejecutada por el gobierno es equivalente a un asesinato, y es fácil ver por qué Dios comanda la pena de muerte para quien haga eso. Si nuestro gobierno rápidamente ejecutara a todo aquel que ha sido atrapado mintiendo, o fabricando evidencia en un caso de pena de muerte, la mayoría de tales casos cesaría muy rápidamente.

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